jueves, 15 de diciembre de 2011

La sabiduría como meta

La arrogancia de la erudición mal concebida siempre ha intentado ignorar el término por considerarlo desactualizado. Sin embargo, pese a la repulsa, la ciencia tradicional y las escuelas que promueven una espiritualidad inmanente han retomado la sabiduría como objeto de estudio. La inmanencia sostiene que el contacto con lo “valores superiores” y la búsqueda del sentido, no nos llega desde el infinito cósmico, sino que salen de nosotros, de habitar nuestro ser creativamente.

Cuando se desplegó la filosofía helenística (escépticos, estoicos, epicúreos, cínicos) se habían perdido los puntos de referencia políticos e ideológicos. La muerte de Alejandro Magno, creo infinidad de monarquías y gobiernos desconectados del un poder central en extinción y la “polis” (ciudad/política) quedó diluida en nuevas cosmologías. Había que sobrevivir, había que salvarse y salvar al hombre, había que retomar el mando sobre sí mismo, crear un autogobierno del individuo para el individuo. Así, la idea del sabio y la sabiduría, van convirtiéndose en una opción existencial, en una elección vital de hacia dónde dirigir y cómo canalizar las potencialidades humanas. La sabiduría fue perfilándose cada vez más como el arte de vivir, una manera de habitar el mundo que traía aparejada la serenidad del espíritu, la libertad interior y una conciencia de participación universal. La coherencia fue más importante que la originalidad y el actuar moralmente, de manera justa y racional, ocupó el espacio vital de la mente. Filosofía y psicología para tiempos difíciles, como los nuestros. “Saber la vida” fue tan o más importante que estudiarla científicamente.

La sabiduría es el estado final del desarrollo humano, su máxima expresión. Es un sistema de experto, básicamente pragmático, que te dice qué hacer ante los conflictos de la vida cotidiana, qué medios utilizar para planear y manejar las contingencias que te permitan acceder a una buena vida. Nada de “vanos deseos” o necesidades superfluas, solamente aquello que permita una existencia positiva donde se entrelace el “yo” con los otros, lo intrapersonal con lo interpersonal. Pura inteligencia práctica. La inteligencia analítica funciona para problemas que son definidos claramente y que solo tienen una respuesta correcta (vg. matemáticas). Pero la inteligencia práctica tiene que ver con problemas donde prima la vaguedad y que suponen soluciones múltiples. Tal como es la vida. Por eso la sabiduría no se enseña de manera explícita y sistematizada, sino que se absorbe a través de la experiencia. Es un conocimiento tácito que cuesta explicar y sustentar en reglas lógicas. En palabras de Montaigne: “Algunos podemos eruditos en con el saber ajeno, solo pódennos ser sabios de nuestra propia sabiduría” (Ensayos, I, 25)

La sabiduría no solo aporta conocimiento, transforma el ser. Va más allá del saber conceptual, lo supera en lo concreto, ya que se despoja de lo que le es ajeno en el aquí y el ahora. La sabiduría se concentra en lo que importa, en lo que nos permite una vida plena y satisfactoria.

El sabio se contenta con vivir la cotidianeidad en reposo, alegre y libre de cualquier dependencia o éxito superficial que comprometa el “yo” y lo induzca por un camino equivocado. Entonces la felicidad es algo muy distinto a las posesiones, el poder, el uso y abuso de la moda, la belleza, la fama o al dinero. Se encarna más bien en cierta armonía con uno mismo, los otros, el mundo y el futuro. En algún lugar leí un cuento sobre un hombre muy adinerado, que cada noche abría su caja fuerte y sacaba sus títulos, su dinero y sus joyas. Las colocaba sobre una mesa y las miraba por varios minutos, antes de repetirse a sí mismo: “Yo te poseo, tu no me posees a mi”. Es la lucha por el poder. El sabio conoce sus limitaciones y los riesgos del tener, la sabiduría se los indica

8 comentarios:

  1. Excelente Señor Walter, es un placer leerle... Saludos desde Tapachula, Chiapas., México.

    ResponderEliminar
  2. no creo que sea asi, la sabiduria nadie sabe lo que es y el que lo sabe, no le interesa. Es un concepto sin realidad. como todos los conceptos. Solo son herramientas de transito. La vida es un transito tambien y la muerte, no existe, solo la de otros. Pero en fin, que le vamos a hacer... Yo he decidido no peinarme por la mañana y salir de casa despeinado

    ResponderEliminar
  3. La sabiduria, hace al poder y al placer.......

    Apoyo en sus argumentos al Señor Walter...paso ratos agradables leyendolo ..saludos

    ResponderEliminar
  4. Si. El buen vivir (en el sentido altruista) es una práctica que se asume y que se vuelve hábito con el tiempo. Es una opción de vida.

    ResponderEliminar
  5. EL QUE ESCRIBIO QUE SALE DEISPENADO EN LA MAÑANA... ARRUINO LOS COMENTARIOS...

    QUIERETE AMIGO...

    SI NO TE QUIERES NADIE TE VA A QUERER...,

    MUY BUEN TEXTO SENOR WALTER...

    USTED ES UN ANGEL QUE NOS AYUDA ...

    A LOS QUE SOMOS NOBLES EN EL AMOR... Y CONSEGUIMOS AMORES ABUSIVOS...

    YO ACABO DE SALIR DE UNO...

    Y LE DOY GRACIAS A DIOS Y A SUS LIBROS QUE LLENAN DE SABIDURIA..

    ResponderEliminar
  6. es un exelente tema que me encanto mucho esta super interesante gracias por compartilo a nosotros los estudiantes es de mucha ayuda

    ResponderEliminar
  7. ¿Qué produce la sabiduría? Produce razones y declaraciones prudentes “Cuando la sabiduría entrare en tú corazón y la ciencia fuera grata a tu alma, la discreción te guardará” (Proverbios 2:11)...
    http://universidadplenoconocimiento.wordpress.com

    ResponderEliminar
  8. La verdad es que ustedes los psicólogos creen saber todo sin haber entendido las cosas a base de la experiencia, si papel de psicólogos los anula como personas a tal grado de no poder ayudarse a sí mismos con sus propios problemas emocionales

    ResponderEliminar